El círculo de la motivación
de Valentín Fuster está compuesto de varias etapas que van progresando
en espiral. La etapa más importante, porque es la que nos permite tener
un crecimiento personal, es la etapa de la motivación. En esta etapa hay
cuatro tareas, con su correspondiente estado de ánimo, que nos ayudan a
establecer los fundamentos necesarios para recorrer el círculo hacia la
etapa de satisfacción. Estas cuatro tareas, que Fuster las denomina
“Las cuatro T”, son las siguientes:
1) Tiempo para reflexionar. Cada día hay que reservar unos minutos a la reflexión, mejor a primera hora de la mañana. Reflexionar es muy importante, no solo para ordenar la agenda mental de lo que tenemos que hacer, sino sobre todo para hacer una planificación a largo plazo. Son los minutos mejor invertidos del día. No dedicar un tiempo a la reflexión es caminar sin rumbo por la vida.
2) Talento por descubrir. La mejor inversión de futuro es descubrir nuestro propio talento. Saber lo que realmente nos motiva y en lo que podemos aportar más de nosotros mismos. Realmente, no hay nada más práctico que descubrir nuestra vocación. La mejor profesión que podemos escoger es aquella que más nos apasiona.
3) Transmitir optimismo. Una actitud positiva que transmita optimismo no solo mejora nuestro bienestar y autoestima, sino que también beneficia a los demás, a las personas que nos rodean. Para mantener una vida con motivación no hay nada peor que la negatividad. Y recíprocamente, conviene rodearnos y dejarnos guiar por aquellas personas que transmiten optimismo con naturalidad.
4) Tutoría. Un tutor es una persona que conoce nuestros puntos fuertes y débiles, y que nos aconseja durante nuestra juventud y que orienta nuestra vida profesional. Tener un buen tutor es una gran suerte que puede cambiar el rumbo de nuestra vida. Por este motivo es importante, ya en edad adulta, ejercer también la tarea de tutoría hacia los jóvenes de nuestro entorno, para ayudarles a encontrar su camino.
Son cuatro tareas básicas para conseguir la madurez personal y transformar nuestra vida. El orden de las cuatro tareas es importante, porque sin tiempo para pensar no podemos encontrar nuestra vocación o talento, y sin descubrir cuales son nuestras capacidades no podremos transmitir optimismo a los demás ni ayudar a los jóvenes.
Referencia bibliográfica:
Fuster, V. (2013). El círculo de la motivación. Barcelona: Planeta.
1) Tiempo para reflexionar. Cada día hay que reservar unos minutos a la reflexión, mejor a primera hora de la mañana. Reflexionar es muy importante, no solo para ordenar la agenda mental de lo que tenemos que hacer, sino sobre todo para hacer una planificación a largo plazo. Son los minutos mejor invertidos del día. No dedicar un tiempo a la reflexión es caminar sin rumbo por la vida.
2) Talento por descubrir. La mejor inversión de futuro es descubrir nuestro propio talento. Saber lo que realmente nos motiva y en lo que podemos aportar más de nosotros mismos. Realmente, no hay nada más práctico que descubrir nuestra vocación. La mejor profesión que podemos escoger es aquella que más nos apasiona.
3) Transmitir optimismo. Una actitud positiva que transmita optimismo no solo mejora nuestro bienestar y autoestima, sino que también beneficia a los demás, a las personas que nos rodean. Para mantener una vida con motivación no hay nada peor que la negatividad. Y recíprocamente, conviene rodearnos y dejarnos guiar por aquellas personas que transmiten optimismo con naturalidad.
4) Tutoría. Un tutor es una persona que conoce nuestros puntos fuertes y débiles, y que nos aconseja durante nuestra juventud y que orienta nuestra vida profesional. Tener un buen tutor es una gran suerte que puede cambiar el rumbo de nuestra vida. Por este motivo es importante, ya en edad adulta, ejercer también la tarea de tutoría hacia los jóvenes de nuestro entorno, para ayudarles a encontrar su camino.
Son cuatro tareas básicas para conseguir la madurez personal y transformar nuestra vida. El orden de las cuatro tareas es importante, porque sin tiempo para pensar no podemos encontrar nuestra vocación o talento, y sin descubrir cuales son nuestras capacidades no podremos transmitir optimismo a los demás ni ayudar a los jóvenes.
Referencia bibliográfica:
Fuster, V. (2013). El círculo de la motivación. Barcelona: Planeta.
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