Continuando con el tema de las decisiones y las acciones hoy voy a poner
algunos ejemplos prácticos. No me refiero a las grandes decisiones del
tipo "A partir de mañana voy a bajar peso", o "voy a dejar de fumar", o
"voy a aprender inglés". Esto son más bien buenas intenciones que a
menudo acaban incumpliéndose si no hay suficiente perseverancia.
Me refiero a las pequeñas decisiones del día a día que tienen una resolución inmediata. Por ejemplo: voy al mercado a comprar fruta y en la parada pienso que fruta comprar. ¿Naranjas o manzanas?. Me digo: "Compraré naranjas" (la decisión). Las compro, las llevo a casa y las saco de la bolsa (la acción). Otro ejemplo: voy a comprar una camisa. "¿Lisa o a cuadros? ¿De que color la voy a comprar?". Me digo: "Me gusta más a cuadros de color beige" (la decisión). La compro, la llevo a casa, la plancho y la cuelgo en el armario (la acción).
Cada día hay docenas de oportunidades para evitar la pasividad tomando decisiones y realizando las acciones consecuentes. Para una persona con salud normal estos ejemplos que he puesto son triviales: ¡Si es lo que la gente hace cada día sin esfuerzo!. Sin embargo, para una persona que sufra un problema, a menudo acompañado por síntomas depresivos, el realizar estos comportamientos de decisión-acción supone una dificultad.
Hay que actuar. Dije en el último post de este blog que las áreas prefrontales del cerebro gestionan las funciones ejecutivas y constituyen un eje gigante de conexiones neuronales con otras partes del cerebro. Activando la corteza prefrontal con ejercicios de decisión-acción podemos conseguir influir positivamente en nuestra vida cognitiva global y mejorar nuestro bienestar.
Me refiero a las pequeñas decisiones del día a día que tienen una resolución inmediata. Por ejemplo: voy al mercado a comprar fruta y en la parada pienso que fruta comprar. ¿Naranjas o manzanas?. Me digo: "Compraré naranjas" (la decisión). Las compro, las llevo a casa y las saco de la bolsa (la acción). Otro ejemplo: voy a comprar una camisa. "¿Lisa o a cuadros? ¿De que color la voy a comprar?". Me digo: "Me gusta más a cuadros de color beige" (la decisión). La compro, la llevo a casa, la plancho y la cuelgo en el armario (la acción).
Cada día hay docenas de oportunidades para evitar la pasividad tomando decisiones y realizando las acciones consecuentes. Para una persona con salud normal estos ejemplos que he puesto son triviales: ¡Si es lo que la gente hace cada día sin esfuerzo!. Sin embargo, para una persona que sufra un problema, a menudo acompañado por síntomas depresivos, el realizar estos comportamientos de decisión-acción supone una dificultad.
Hay que actuar. Dije en el último post de este blog que las áreas prefrontales del cerebro gestionan las funciones ejecutivas y constituyen un eje gigante de conexiones neuronales con otras partes del cerebro. Activando la corteza prefrontal con ejercicios de decisión-acción podemos conseguir influir positivamente en nuestra vida cognitiva global y mejorar nuestro bienestar.
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